lunes, 12 de octubre de 2009
Promesas
La Rosa
Poema....
Esa flor que posabasEn el vértice agudo de tus díasQue eran también los míos -si me lo concedes-y era un peligro audaz, un tanto dulce,Dejarla allí, invocarlaA través de la canción de los solitariosO de las grandes derrotas; esa flor Por ti acostadaEn la trémula frontera que tu pechoHace con lo terrible, con lo que queda lejos,Con lo que cae allende nuestros sueños,Se mustió durante cien albas bien frías;De su ceniza brotó la única rosa. Y era aquel tiempo triste, ciertamente.Llovía mucho en torpes calendarios,En los días jueves, en los abrigos lentos;En las pálidas semanas de un amor,Y nosotros, los fugitivosDe todos los deseos,Manchábamos los colores de los retratosCon gestos esquivos, con miradasCodiciosas de la insegura partida,Y era aquel tiempo grande porque teníamos rosas. A veces nos sorprendemosPersiguiendo los recuerdos como tal vez procuraUn marinero ciego con sus ojosEl engaño de una luz que viene del mar,Y volvemos allí para caer de nuevo,Para dejar partir esos expresosQue desgarran el amanecer porque deseanOtras ciudades puras, algún lugar sin nombre;Para darle a esa noche que no nos lo mereceLa moneda de oro restregadaPor la rara amistad que provocan los versos. No debemos dejar que el viento de la impiedadDerroque una atalaya de inocenciaO que no queme el vuelo un ángel negroDerramado en las almas. Porque estamos segurosDe que para ahogar de nuevo la mocedadPrecisamos manos limpias y agua clara,Y saber que arrasamos un jardínY alguna primavera, que perdimosQuizás alguna vidaPara volver a la vida y encontrarnos,Pero no los recuerdos ni la rosa.
La Desesperacion
Poema.....
Me gusta ver el cielocon negros nubarronesy oír los aquiloneshorrísonos bramar,me gusta ver la nochesin luna y sin estrellas,y sólo las centellas la tierra iluminar. Me agrada un cementeriode muertos bien relleno,manando sangre y cienoque impida el respirar,y allí un sepulturerode tétrica miradacon mano despiadadalos cráneos machacar. Me alegra ver la bombacaer mansa del cielo,e inmóvil en el suelo,sin mecha al parecer,y luego embravecidaque estalla y que se agitay rayos mil vomitay muertos por doquier.
Que el trueno me despiertecon su ronco estampido,y al mundo adormecidole haga estremecer,que rayos cada instantecaigan sobre él sin cuento,que se hunda el firmamentome agrada mucho ver. La llama de un incendioque corra devorandoy muertos apilandoquisiera yo encender;tostarse allí un anciano,volverse todo tea,y oír como chirrea¡qué gusto!, ¡qué placer! Me gusta una campiñade nieve tapizada,de flores despojada,sin fruto, sin verdor,ni pájaros que canten,ni sol haya que alumbrey sólo se vislumbrela muerte en derredor. Allá, en sombrío monte,solar desmantelado,me place en sumo gradola luna al reflejar,moverse las veletascon áspero chirridoigual al alaridoque anuncia el expirar. Me gusta que al Avernolleven a los mortalesy allí todos los malesles hagan padecer;les abran las entrañas,les rasguen los tendones,rompan los corazonessin de ayes caso hacer. Insólita avenidaque inunda fértil vega,de cumbre en cumbre llega,y arrasa por doquier;se lleva los ganadosy las vides sin pausa,y estragos miles causa,¡qué gusto!, ¡qué placer! Las voces y las risas,el juego, las botellas,en torno de las bellasalegres apurar;y en sus lascivas bocas,con voluptuoso halago,un beso a cada tragoalegres estampar. Romper después las copas,los platos, las barajas,y abiertas las navajas,buscando el corazón;oír luego los brindismezclados con quejidosque lanzan los heridosen llanto y confusión. Me alegra oír al unopedir a voces vino,mientras que su vecinose cae en un rincón;y que otros ya borrachos,en trino desusado,cantan al dios vendadoimpúdica canción. Me agradan las queridastendidas en los lechos,sin chales en los pechosy flojo el cinturón,mostrando sus encantos,sin orden el cabello,al aire el muslo bello...¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!
Plaza Del Mundo
Rito Menor
Tu Recuerdo:
Soledad

Saber De Ti

Tres Cosas
Exilio Estelar


El Amor Nuevo
¿Que también sabe hacer sufrir?¿Que también sabe hacer llorar?¿Que también sabe hacer morir? -Es que tú no supiste amar...
Mi Secreto
Tu Risa

El Primer Beso


El Amor
Cuando Llegues A Amar
Poema...
Cuando llegues a amar...Cuando llegues a amar, si no has amado, sabrás que en este mundo es el dolor más grande y más profundo ser a un tiempo feliz y desgraciado.
Corolario: el amor es un abismo de luz y sombra, poesía y prosa, y en donde se hace la más cara cosa que es reír y llorar a un tiempo mismo. Lo peor, lo más terrible, es que vivir sin él es imposible
Los Motivos Del Lobo
Fuertes cazadores armados de hierrosfueron destrozados. Los duros colmillosdieron cuenta de los más bravos perros,como de cabritos y de corderillos. Francisco salió:al lobo buscóen su madriguera.Cerca de la cueva encontró a la fieraenorme, que al verle se lanzó ferozcontra él. Francisco, con su dulce voz,alzando la mano,al lobo furioso dijo: «¡Paz, hermanolobo!» El animalcontempló al varón de tosco sayal;dejó su aire arisco,cerró las abiertas fauces agresivas,y dijo: «!Está bien, hermano Francisco!»«¡Cómo!» exclamó el santo. «¿Es ley que tú vivasde horror y de muerte?¿La sangre que viertetu hocico diabólico, el duelo y espantoque esparces, el llantode los campesinos, el grito, el dolorde tanta criatura de Nuestro Señor,no han de contener tu encono infernal?¿Vienes del infierno?¿Te ha infundido acaso su rencor eternoLuzbel o Belial?» Y el gran lobo, humilde: «¡Es duro el invierno,y es horrible el hambre! En el bosque heladono hallé qué comer; y busqué el ganado,y en veces... comí ganado y pastor.¿La sangre? Yo vi más de un cazadorsobre su caballo, llevando el azoral puño; o correr tras el jabalí,el oso o el ciervo; y a más de uno vimancharse de sangre, herir, torturar,de las roncas trompas al sordo clamor,a los animales de Nuestro Señor.¡Y no era por hambre, que iban a cazar!»
Francisco responde: "En el hombre existemala levadura.Cuando nace, viene con pecado. Es triste.Mas el alma simple de la bestia es pura.Tú vas a tenerdesde hoy qué comer.Dejarás en pazrebaños y gente en este país.¡Que Dios melifique tu ser montaraz!" «Esta bien, hermano Francisco de Asís.»«Ante el Señor, que toda ata y desata,en fe de promesa tiéndeme la pata.»El lobo tendió la pata al hermanode Asís, que a su vez le alargó la mano. Fueron a la aldea. La gente veíay lo que miraba casi no creía.Tras el religioso iba el lobo fiero,y, bajo la testa, quieto le seguíacomo un can de casa, o como un cordero. Francisco llamó la gente a la plazay allí predicó.Y dijo: «He aquí una amable caza.El hermano lobo se viene conmigo;me juró no ser ya vuestro enemigo,y no repetir su ataque sangriento.Vosotros, en cambio, daréis su alimentoa la pobre bestia de Dios.» «¡Así sea!»,Contestó la gente toda de la aldea.Y luego, en señalde contentamiento,movió la testa y cola el buen animal,y entró con Francisco de Asís al convento. Algún tiempo estuvo el lobo tranquiloen el santo asilo.Sus bastas orejas los salmos oíany los claros ojos se le humedecían.Aprendió mil gracias y hacía mil juegoscuando a la cocina iba con los legos.Y cuando Francisco su oración hacía,el lobo las pobres sandalias lamía.Salía a la calle,iba por el monte, descendía al valle,entraba a las casas y le daban algode comer. Mirábanle como a un manso galgo. Un día, Francisco se ausentó. Y el lobodulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,desapareció, tornó a la montaña,y recomenzaron su aullido y su saña. Otra vez sintiose el temor, la alarma,entre los vecinos y entre los pastores;colmaba el espanto en los alrededores,de nada servían el valor y el arma,pues la bestia fierano dio treguas a su furor jamás,como si estuvierafuegos de Moloch y de Satanás. Cuando volvió al pueblo el divino santo,todos los buscaron con quejas y llanto,y con mil querellas dieron testimoniode lo que sufrían y perdían tantopor aquel infame lobo del demonio. Francisco de Asís se puso severo.Se fue a la montañaa buscar al falso lobo carnicero.Y junto a su cueva halló a la alimaña. «En nombre del Padre del sacro universo,conjúrote» dijo, «¡oh lobo perverso!,a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?Contesta. Te escucho.» Como en sorda lucha, habló el animal,la boca espumosa y el ojo fatal: «Hermano Francisco, no te acerques mucho...Yo estaba tranquilo allá en el convento;al pueblo salía, y si algo me daban estaba contentoy manso comía.Mas empecé a ver que en todas las casasestaban la Envidia, la Saña, la Ira,y en todos los rostros ardían las brasasde odio, de lujuria, de infamia y mentira.Hermanos a hermanos hacían la guerra,perdían los débiles, ganaban los malos,hembra y macho eran como perro y perra,y un buen día todos me dieron de palos.Me vieron humilde, lamía las manosy los pies. Seguía tus sagradas leyes,todas las criaturas eran mis hermanos:los hermanos hombres, los hermanos bueyes,hermanas estrellas y hermanos gusanos.Y así, me apalearon y me echaron fuera.Y su risa fue como un agua hirviente,y entre mis entrañas revivió la fiera,y me sentí lobo malo de repente;mas siempre mejor que esa mala gente.Y recomencé a luchar aquí,a me defender y a me alimentar.Como el oso hace, como el jabalí,que para vivir tienen que matar.Déjame en el monte, déjame en el risco,déjame existir en mi libertad,vete a tu convento, hermano Francisco,sigue tu camino y tu santidad.» El santo de Asís no le dijo nada.Le miró con una profunda mirada,y partió con lágrimas y con desconsuelos,y habló al Dios eterno con su corazón.El viento del bosque llevó su oración,que era: «Padre nuestro, que estás en los cielos...»