Incendiar los orígenes como se queman labiosY rechazar la máscara que el día nos prepara,He ahí la forma secreta de pasar por otoño.Sin perder la ebriedad de los culpados jardines. Que nunca aquellos ojos a los que dimosEl reposo de las aves solitarias,La lejanía clara de los ponientesSe claven en los espejos de la tarde. Como fuegos perdidosQue buscasen al hombre,Su cuerpo sin lluvias atravesando abrilViven en los libros rotos de las fronteras. Quién destejió banderas en el hastíoDe las playas siendo agostoY contempló el mar sin escuchar el cantoDel marino apresado por las lunas del sur,Maldito sea!,Y en la hora futura de las amapolas,En el alto mástil de las noches en nuestros corazones,Sea maldito,Y toda esa estación a la que pueda darse,Y todos sus puertos.
lunes, 12 de octubre de 2009
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