
Meditando en la supervivencia de la yareta Muy cerca de los bofedales. Mi abrigo lo comparte La soledad de la vizcacha. Divisando mí rebaño De auquénidos multicolores Cuento… Esperando que el
crepúsculo Cierre su parpado Para ver en su fondo oscuro. Las Constelaciones danzan En mis dos soles. Un metálico Ojo Inmortal Cae Una carga de dioses Se desgranan… En tierra primitiva… Exilio. En morral plateado Despierta la semilla: De la mágica quínoa De la chachacoma…remedio de la puna Del tubérculo de la papa. De la mazorca de maíz. De sus manos se irradia La arquitectura tiohuanacoide. Se talla el cóndor En la pétrea. Su pico corvo Cela la morada En el centro fondo Del lago Titi-Caca. ¡OH!... corazón orejón! ¿Cuándo veré mi hogar? ¡Yo…me extingo genitalmente! ¡Qué no me abandone la sangre azul! ¡Pretendo alzarme a Venus… En una barca de salvación! II ¡Despierta Huiracocha! Respira vigilante Apaga la sed del día Visita el mundo mortal Del dominio Quechua. Goza la fiesta en tú vivir Atrapa el alma de la caña Da vida a la quena, A la zampoña Amarra al viento En la boca del pueblo Engalana el oído andino. Camélido sagrado Sobre la mesa del Tahuantinsuyu Sostén al Mundo en cuatro patas Pariendo lana Cubre el dorso ancestral del imperio Abriga… el espíritu De Huiracocha.

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